frankenrol on Nostr: Ya nadie vive aquí. Eso pondrá en los buzones de todos los pisos que he alquilado a ...
Ya nadie vive aquí.
Eso pondrá en los buzones de todos los pisos que he alquilado a lo largo de estos años, mientras una sucesión de turistas los ocupan mes tras mes.
O quizá los habiten familias como la mía, pero eso no será vivir, será tomar prestado un techo precario, que agota tus ahorros con su precio desorbitado, y no te da la seguridad para llamarlo "vida". Porque en el siguiente mensaje el casero puede decirte que ha decidido subirlo aún más, y tendrás que volver a empaquetarlo todo de nuevo.
Oficialmente ya no puedo pagar ningún alquiler en mi barrio, ni en los alrededores, ni más allá, por mucho que busque. Resulta paradójico, estando rodeado de edificios vacíos, como estamos todos. Me gustaría no pensar en ello, porque da vértigo, pero es inevitable.
Cuando se acabe el contrato que tengo ahora, que sigue bajo por el buen corazón del dueño, solo me va a quedar una opción: quitar mi nombre del buzón, pero esta vez será diferente. Tendré que dejar esta ciudad en la que he vivido 25 años, despedirme de mis amigos y de todo lo que conozco, y buscar algún lugar, si es que quedan, en el que las personas importen más que ver subir los números en el banco.
Espero que se queden satisfechos cuando ya nadie viva aquí.
Eso pondrá en los buzones de todos los pisos que he alquilado a lo largo de estos años, mientras una sucesión de turistas los ocupan mes tras mes.
O quizá los habiten familias como la mía, pero eso no será vivir, será tomar prestado un techo precario, que agota tus ahorros con su precio desorbitado, y no te da la seguridad para llamarlo "vida". Porque en el siguiente mensaje el casero puede decirte que ha decidido subirlo aún más, y tendrás que volver a empaquetarlo todo de nuevo.
Oficialmente ya no puedo pagar ningún alquiler en mi barrio, ni en los alrededores, ni más allá, por mucho que busque. Resulta paradójico, estando rodeado de edificios vacíos, como estamos todos. Me gustaría no pensar en ello, porque da vértigo, pero es inevitable.
Cuando se acabe el contrato que tengo ahora, que sigue bajo por el buen corazón del dueño, solo me va a quedar una opción: quitar mi nombre del buzón, pero esta vez será diferente. Tendré que dejar esta ciudad en la que he vivido 25 años, despedirme de mis amigos y de todo lo que conozco, y buscar algún lugar, si es que quedan, en el que las personas importen más que ver subir los números en el banco.
Espero que se queden satisfechos cuando ya nadie viva aquí.