Crónica de una muerte anunciada
El pueblo español dice basta y avisa al Régimen del 78 que no aguantará más humillaciones. El Rey, el Presidente y el Reyezuelo de Valencia escaparon de una turba que los recibió bajo un manto de palos y piedras. ¿Ha despertado la ciudadanía contra la tiranía del 78? ¿Estamos ante el inicio de una Revolución en España? No parece ser el caso, pero sí es de celebrar que aumente el número de españoles deseosos de rendir cuentas por los destrozos ocasionados por los estamentos del poder. Sólo cabe esperar a que la rosa se marchite.
La reacción popular fue variopinta, desde personas que invitaban amablemente a las autoridades a que dieran media vuelta, hasta aquellos que les obsequiaron con ráfagas de lodo para cuidar el cutis y paloterapia para corregir la espalda. Entre tanto, la vomitiva real, acompañada de una decena de coches policiales, daba un paseo entre los escombros y los gritos de socorro de los afectados. Quién pensase que sus majestades iban a agarrar una pala para realizar labores de ayuda, debería dejar el consumo de estupefacientes. El que creyese que el narcisista de la rosa iba a ensuciarse su traje es que es un iluso. Respecto del Reyezuelo con los manguitos de la piscina, mejor ni comentarlo. Al final, huyeron como cobardes en sus coches oficiales y el pueblo siguió ensuciándose para salvar, precisamente, al propio pueblo.
Fue una humillación para los aduladores del Régimen del 78, al cual se le airean las grietas, pero aún queda un largo recorrido. Los palos y las piedras representan un berrinche popular, y nada más. La necesaria regeneración de nuestro país requiere el reclutamiento de los más capaces, de una alta habilidad organizativa y de un compromiso férreo sin precedentes. El toque de atención está dado, el descrédito está latente. Es hora de aprovecharlo.
La partida está en movimiento y quienes habitan en las cloacas del Estado lo saben. Las reglas del juego son peculiares, pues en este tablero de ajedrez el Rey hace de peón y los peones son los que se esconden. Estos, preocupados por la deriva que pueda tomar la reacción popular, han decidido activar el protocolo antiincendios. Ahora, todos los males recaen en la desinformación y los descontentos son etiquetados de ultra derechista. A continuación el nuevo dogma
«La riada fue por el cambio climático, la destrucción culpa de los negacionistas y ayer en la visita de los reyes y las autoridades estaba todo lleno de nazis»
Ese es el relato del Régimen. Así venden la narrativa, pero no se despisten. Han hablado los culpables que, por su mala praxis política, murieron cientos de nosotros. Ahora, toca que hablen ustedes.