Miguel Espigado on Nostr: Me he escuchado en un paseo “Maestro espada”, uno de los discos españoles del ...
Me he escuchado en un paseo “Maestro espada”, uno de los discos españoles del año según Babelia.
Ell disco suena a folclore experimental a lo Rosalía o mejor. Musicalmente, es brillante. Realmente brillante.
Pero mi yo político no puede dejar de leer en clave sociológica la cultura.
Y yo en el éxito de esta nueva ola de folclore experimental español veo a España envolviéndose otra vez en su tela de araña, o mejor, en su mantilla de araña.
Y es que, desde principios del XIX, cada pocas décadas, la modernidad patria redescubre el folclore. Y revisten con las estéticas más contemporáneas los mensajes más tradicionalistas, empeoderando a una nueva generación de españolidad para ser los más modernos siendo los más conservadores.
El enemigo histórico de esta corriente, claro es la gente como yo. Progresista. Intelectual. Urbano. Según sus defensores, un clasista de tomo y lomo, vamos.
Lo cual, amigues, es una paradoja de la hostia, porque si alguien celebra, promociona y eleva este folclore actualizado, siempre son las élites conservadoras, que ya desde el XIX se dieron cuenta de cómo podían alinear al pueblo con sus intereses envolviéndose en la banderita del folclore.
En resumen, Maestro Espada me ha fascinado en lo musical, pero su dimensión lírica, es decir, literaria, semiótica, me provoca un rechazo muy profundo. Porque no deja de ser otra dimensión de (eterno) retorno de la derecha tradicionalista castiza; la cara más sofisticada y brillante de volver a poner de moda ser muy antiguo.
Ell disco suena a folclore experimental a lo Rosalía o mejor. Musicalmente, es brillante. Realmente brillante.
Pero mi yo político no puede dejar de leer en clave sociológica la cultura.
Y yo en el éxito de esta nueva ola de folclore experimental español veo a España envolviéndose otra vez en su tela de araña, o mejor, en su mantilla de araña.
Y es que, desde principios del XIX, cada pocas décadas, la modernidad patria redescubre el folclore. Y revisten con las estéticas más contemporáneas los mensajes más tradicionalistas, empeoderando a una nueva generación de españolidad para ser los más modernos siendo los más conservadores.
El enemigo histórico de esta corriente, claro es la gente como yo. Progresista. Intelectual. Urbano. Según sus defensores, un clasista de tomo y lomo, vamos.
Lo cual, amigues, es una paradoja de la hostia, porque si alguien celebra, promociona y eleva este folclore actualizado, siempre son las élites conservadoras, que ya desde el XIX se dieron cuenta de cómo podían alinear al pueblo con sus intereses envolviéndose en la banderita del folclore.
En resumen, Maestro Espada me ha fascinado en lo musical, pero su dimensión lírica, es decir, literaria, semiótica, me provoca un rechazo muy profundo. Porque no deja de ser otra dimensión de (eterno) retorno de la derecha tradicionalista castiza; la cara más sofisticada y brillante de volver a poner de moda ser muy antiguo.