Miguel Espigado on Nostr: Acabo de terminar “Orlando”, la novela de Virginia Woolf escrita en 1928 , y creo ...
Acabo de terminar “Orlando”, la novela de Virginia Woolf escrita en 1928 , y creo que esta señora se merece todas las tote bags que llevan impresa su cara.
“Orlando” se trata una exploración irónica de 3 siglos de narrativa, a través de un/a protagonista que vive durante trescientos años y, más o menos por la mitad, pasa de ser hombre a ser mujer.
Esta mutación es mágica; ocurre de la noche a la mañana y es aceptada por el universo con la misma naturalidad con que aceptan que el protagonista viva trescientos años. Por tanto, no creo que el libro arroje ninguna mirada realista sobre lo trans, pues no narra ningún proceso real de transición de género.
La mutación de hombre a mujer más bien le sirve a Woolf para hacer una crítica feminista comparativa entre los dos roles cishetero de su época.
Y a partir de cierto momento el personaje se mueve en una mixtura que diluye las fronteras entre lo femenino y lo masculino. Y creo que eso sí es una fantasía de Woolf: no tanto ambicionar ser del otro género sino abolir los encorsetamientos en los que la sociedad inglesa obligaba a vivir la “feminidad” y la “masculinidad”. Yo diría que Orlando sí es un hito del género fluido.
Es, además, una novela que parodia con una inteligencia deslumbrante géneros, personajes, clichés, sensibilidades, estilos de la literatura, de tal modo que según avanza el tiempo de la historia, sus recursos van mutando para adaptarse al estilo literario de cada época. Una virguería solo alcance de una genia.
Toda la obra parece concebida como un sofisticadísimo juego de fantasía para adultos amantes de la cultura. Woolf debió sudar sangre para escribirla, pero la sensación al leerla es la de estar sumergido en un juego literario que una y otra vez se aligera de responsabilidades para romper las restricciones de los relatos convencionales sobre la realidad, y hacernos disfrutar con nuevas posibilidades de la libertad creativa.
Ah, y está traducida al español por Jorge Luis Borges.
“Orlando” se trata una exploración irónica de 3 siglos de narrativa, a través de un/a protagonista que vive durante trescientos años y, más o menos por la mitad, pasa de ser hombre a ser mujer.
Esta mutación es mágica; ocurre de la noche a la mañana y es aceptada por el universo con la misma naturalidad con que aceptan que el protagonista viva trescientos años. Por tanto, no creo que el libro arroje ninguna mirada realista sobre lo trans, pues no narra ningún proceso real de transición de género.
La mutación de hombre a mujer más bien le sirve a Woolf para hacer una crítica feminista comparativa entre los dos roles cishetero de su época.
Y a partir de cierto momento el personaje se mueve en una mixtura que diluye las fronteras entre lo femenino y lo masculino. Y creo que eso sí es una fantasía de Woolf: no tanto ambicionar ser del otro género sino abolir los encorsetamientos en los que la sociedad inglesa obligaba a vivir la “feminidad” y la “masculinidad”. Yo diría que Orlando sí es un hito del género fluido.
Es, además, una novela que parodia con una inteligencia deslumbrante géneros, personajes, clichés, sensibilidades, estilos de la literatura, de tal modo que según avanza el tiempo de la historia, sus recursos van mutando para adaptarse al estilo literario de cada época. Una virguería solo alcance de una genia.
Toda la obra parece concebida como un sofisticadísimo juego de fantasía para adultos amantes de la cultura. Woolf debió sudar sangre para escribirla, pero la sensación al leerla es la de estar sumergido en un juego literario que una y otra vez se aligera de responsabilidades para romper las restricciones de los relatos convencionales sobre la realidad, y hacernos disfrutar con nuevas posibilidades de la libertad creativa.
Ah, y está traducida al español por Jorge Luis Borges.