Baltimore on Nostr: Querida loca resentida: La memoria cortoplacista me trajo el día de ayer durante el ...
Querida loca resentida:
La memoria cortoplacista me trajo el día de ayer durante el de hoy, un ahora que es pasado a esta hora, parafraseando el poema de Octavio Paz. Vaya por delante que es raro que me arremangue para batallar con el aceite hirviendo, por temor antes que por placer. ¿Se llega a perder el miedo a hacer una fritura?
Tras medio año baldío en esas lides culinarias, tenía unas croquetas para gastar que pensé en dosificar en dos partes y acompañarlas de rollitos de primavera y empanadillas (acompañamiento caducado).
Echaba las piezas con mimo a la pequeña sartén, previamente forrada la hornilla con papel de aluminio, y aquello borboteaba y salpicaba cosa mala entre un sonido de película de terror de los cuarenta alertando a la audiencia de un peligro. Yo me retiraba en cuanto soltaba cada empanada y rollito, las croquetas fueron benevolentes y bien portadas.
Cuando me quise dar cuenta estaba articulando palabras sinsentido para ahuyentar mis recelos al fogón. La perra salió de su sillón calentito para comprobar qué clase de espectáculo se estaba perdiendo. Pronto se fue a comer el pienso de su plato.
El segundo y último rollito tenía una ligera escarcha en un lateral. Lo dejé caer, paso atrás, y una llama subió de la sartén hacia el extractor entre guturales sones de densas burbujas oscuras. Hubiese pedido un deseo a Lucifer, pero la literatura ha dejado muy claro que siempre pide contraprestación en la letra pequeña del pacto y como no le dé ropa interior usada o fotos de mis pies no sé qué interés podría tener en rubricar un acuerdo vinculante conmigo. Tampoco tenía notificación del Ayuntamiento indicando que se me fuese a conceder un Charmander (normal porque yo soy de tipo agua como inicial).
Así que chillé.
La perra levantó la cabeza de su plato, nos miramos y regresó a su comida sin pretender auxiliarme.
La llama se autoconsumió.
Pronto gastaré las empanadas que reservé. Debería pensar un deseo y buscar asesoramiento legal.
#mymadbaddiary
La memoria cortoplacista me trajo el día de ayer durante el de hoy, un ahora que es pasado a esta hora, parafraseando el poema de Octavio Paz. Vaya por delante que es raro que me arremangue para batallar con el aceite hirviendo, por temor antes que por placer. ¿Se llega a perder el miedo a hacer una fritura?
Tras medio año baldío en esas lides culinarias, tenía unas croquetas para gastar que pensé en dosificar en dos partes y acompañarlas de rollitos de primavera y empanadillas (acompañamiento caducado).
Echaba las piezas con mimo a la pequeña sartén, previamente forrada la hornilla con papel de aluminio, y aquello borboteaba y salpicaba cosa mala entre un sonido de película de terror de los cuarenta alertando a la audiencia de un peligro. Yo me retiraba en cuanto soltaba cada empanada y rollito, las croquetas fueron benevolentes y bien portadas.
Cuando me quise dar cuenta estaba articulando palabras sinsentido para ahuyentar mis recelos al fogón. La perra salió de su sillón calentito para comprobar qué clase de espectáculo se estaba perdiendo. Pronto se fue a comer el pienso de su plato.
El segundo y último rollito tenía una ligera escarcha en un lateral. Lo dejé caer, paso atrás, y una llama subió de la sartén hacia el extractor entre guturales sones de densas burbujas oscuras. Hubiese pedido un deseo a Lucifer, pero la literatura ha dejado muy claro que siempre pide contraprestación en la letra pequeña del pacto y como no le dé ropa interior usada o fotos de mis pies no sé qué interés podría tener en rubricar un acuerdo vinculante conmigo. Tampoco tenía notificación del Ayuntamiento indicando que se me fuese a conceder un Charmander (normal porque yo soy de tipo agua como inicial).
Así que chillé.
La perra levantó la cabeza de su plato, nos miramos y regresó a su comida sin pretender auxiliarme.
La llama se autoconsumió.
Pronto gastaré las empanadas que reservé. Debería pensar un deseo y buscar asesoramiento legal.
#mymadbaddiary